«Podría contarte que soy Abogado, que tengo dos Master en Fiscalidad y en Urbanismo, que hablo inglés fluidamente, que tengo 20 años de experiencia como Abogado, que soy emprendedor, empresario y administrador de mas de 5 empresas.
Pero detrás de todo eso, hay una historia personal.»
Si quiere saber más, sigue leyendo…
Mis orígenes
¡El niño gordito que hay en mi!
El hecho de haber sido un niño “gordito” durante la mayoría de mis años, me obligó a esforzarme más, y me obligó a fomentar otra serie de habilidades que tenía que potenciar para contrarrestar mi imagen física.
Siempre me ha gustado el deporte, y mi problema de sobrepeso nunca fue para mi un obstáculo para poder enfrentarme a cualquier empresa a la que me enfrentaba.
Jugué al tenis, y aun siendo un niño con sobrepeso, conseguí un nivel alto de tenis que me llevó a participar en múltiples competiciones. Mi falta de rapidez física, tenía que suplirla con la habilidad técnica y con otros recursos que me hicieran ganar el partido. Esas limitaciones y los obstáculos, fomentaron mi capacidad para ser mejor que el contrario con habilidad técnica y mental.
Cuando llegaba a la pista de tenis y tanto mis contrincantes como los demás participantes me veían, pensaban: “donde va ese gordito”. Sin embargo, a pesar de lo hiriente de sus comentarios, nunca fue para mi un hándicap, sino más bien una motivación por demostrarles como podía ganarles con menos facultades físicas.
Aun teniendo un importante sobrepeso, llegué a alcanzar hándicap 4 en el Golf y ganar numerosas competiciones amateur. El que conoce este deporte, sabe de qué estamos hablando.
De igual modo, ninguna niña, chica, se fijaba en un niño o joven gordito. Y de igual manera, tenía que suplir ese hándicap con otras habilidades personales como el sentido del humor, tocar una guitarra, o tener una buena capacidad para escucharlas y tener conversaciones interesantes a tan temprana edad.
Sin embargo, mis problemas con el sobrepeso, también tenían que finalizar. Y para eso no me conformé con que un profesional de la medicina me dijese que tenía que hacer, sino que aprendí leyendo muchos libros que debía de hacer para acabar con ello y que no volviera a pasar.
En todos estos años, he corrido varios maratones, medias maratones, Triatlones en distancia olímpica, Half Ironman, carreras de montaña, pruebas de montanbike y ciclorutas de más de 100 km, crossfit y un sinfín de deportes más. Hoy en día, con 45 años, me encuentro mas fuerte que nunca, y feliz con mi físico y estilo de vida.
Un niño en el mundo de los negocios
Aun recuerdo el primer día que mi padre me llevó a clases de MECANOGRAFÍA. Seguramente, hoy habrá que muchos jóvenes y milenials que ni sepan de que estamos hablando. Pero en mi juventud, escribir a máquina (mecanografía) era una habilidad apreciada. Dos años ininterrumpidos aprendiendo a escribir a máquina. Tres días a la semana, una hora cada día. Seguramente, no era la mejor forma de divertirse para un niño, pero no puedo estarle más agradecido a mis padres por aquella decisión.
Saber escribir a máquina tuvo como consecuencia para mí introducirme en el mundo de la empresa, los negocios, desde muy joven. Eran aquellos años en que mi padre ya era constructor autónomo. Para captar negocio, obras, tenía que entregar como es lógico muchos presupuestos. Y claro está, ¿quién escribía a máquina esos presupuestos? ¿quién hacía las facturas para los clientes? Pues si, has acertado. El niño de 10 años, que para eso estaba dando clases de mecanografía.
Eso me hizo aprender desde pequeño varias cosas importantes.
1.- Disfrutar el proceso. Empezando con la satisfacción que te produce hacer un presupuesto y que sea aceptado. Pasar por las alegrías y sinsabores durante el desarrollo de toda la obra. Y finalmente, ser espectador de la alegría del propietario/cliente ante el resultado final fruto de todo ese trabajo.
2.- Aguantar y sufrir durante los tiempos difíciles. Lo que se sufre cuando ves que haces muchos presupuestos y que ninguno se lleva a cabo. Recuerdo momentos en los que yo le preguntaba a mi padre justo después de entregar un presupuesto y me contestaba que no lo habían aceptado. Las épocas de crisis fueron realmente duras, sin embargo, superarlas, también me hizo aprender que con sacrificio y persistencia, todo pasa, y lo que es mejor, se supera y te haces más fuerte.
Mis padres me dieron todas las armas necesarias para que todos esos valores que ambos tenían, se fundiesen con unos estudios universitarios y varios masters.
Inversión de los roles
Y justo después, se produce la INVERSIÓN de los papeles, y me encuentro en la posición inversa. Ya tenía las armas necesarias, los valores y el bagaje para ser yo quien AYUDASE a mi padre.
Desde entonces, mi padre ha sido para mi, mi más importante cliente. No por el volumen de trabajo, sino porque para mí la MÁXIMA era y es: CONSEGUIR QUE MI PADRE SUFRA LO MÍNIMO POSIBLE.
Y es filosofía que tengo hacía los negocios de mi padre, es la misma que he adoptado con CADA UNO DE MIS CLIENTES. Para mi, cada cliente es COMO MI PADRE. O también se podría decir que cada cliente es para mí, COMO UN HIJO.
Quiero evitarle problemas, y si los tienen, quiero solucionarlos cuanto antes, para así evitar la ANSIEDAD ante lo desconocido, ante lo negativo.
Después de 20 años ya, trabajo en algo que me apasiona: AYUDAR A LAS PERSONAS.
Sin duda, desde fuera se podría ver como una labor de ayuda al prójimo, pero para ser sincero, creo que ayudar a los demás llega a ser un ACTO EGOÍSTA, ya que el placer tan intenso que me produce ver la sonrisa de alguien al que has resuelto un problema o has ayudado, no tiene precio ni valor económico que se pueda medir.
Por tanto, mi profesión no es ABOGADO, sino como yo lo llamo, SOLUCIONADOR DE PROBLEMAS Y GENERADOR DE ALEGRÍAS.
Cómo me expresé con clientes de habla inglesa
Sin duda, el motivo por el que empecé a trabajar con clientes de habla inglesa (inicialmente británicos), fue algo que marcó el futuro de mi vida.
Cuando sólo llevaba un año trabajando, entró por la puerta de mi bufete un cliente alto, larguirucho, con el pelo blanco y una camiseta del MANCHESTER CITY (club de fútbol de la PREMIER LEAGUE).
Cuando empezó a hablar, haciendo un gran intento en un español entrecortado, mi secretaria se agobió un poco. Nunca antes había entrado un cliente inglés en nuestro despacho.
Dada la dificultad para comunicarme con el secretario, salí para atenderle. Mis conocimientos de inglés consistían en el nivel adquirido en los estudios obligatorios y en varias academias privadas donde había recibido clases. Y por supuesto, lo que uno aprende con las canciones de U2 y ENYA.
Cuando me oyó hablar en INGLÉS la expresión de su cara cambió a una de auténtica alegría. Cuando estás en un país extranjero y puedes comunicarte con alguien en tu propio idioma es una sensación tan agradable, que sólo puedes entender si has viajado a otro país que no habla tu idioma.
Con dificultades de un tipo u otro, conseguí entenderle. Necesitaba un abogado para comprar una casa en un pueblecito precioso de la zona llamado LÚJAR. Es un pueblo donde sólo viven 30 personas, de las cuales la mayoría son personas mayores.
Contrató mis servicios y compró su casa en Lújar. Pero el asunto no acabó ahí. Solía visitarme para preguntarme cosas relacionadas con sus obligaciones en España, y aprovechábamos para hablar de otras cosas. Y entre otras cosas, surgió una afición que teníamos en común: EL GOLF.
Yo llevaba jugando unos dos años, y él estaba empezando a aficionarse. Como yo era socio de un campo de Granada, le propuse un plan que no pudo rechazar: jugaríamos juntos y durante los 9 primeros hoyos hablaríamos en español (así él podría aprender y mejorar su español básico), y durante los 9 siguientes hablaríamos sólo en inglés (y yo podría mejorar el mío). Una vez terminados los 18 hoyos, en el llamado hoyo 19 (el bar), se podían mezclar ambos idiomas (spanglish).
Forjamos una amistad muy intensa. Mientras jugábamos me contaba cómo era su vida en Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial. Para mí fue como vivir un documental en directo. Era emocionante oírle hablar de todas sus experiencias. Me empapé de la forma de pensar británica y eso también provocó un cambio en mi mentalidad.
Después de Ron, vinieron muchos más clientes (muchos de ellos por recomendación suya). Y aunque he tenido muy buena relación con ellos, sin duda mi relación con RON fue muy especial. El día que me llamó su mujer para decirme que acababa de morir y que no sabía qué hacer, fue como si alguien me hubiera echado un jarro de agua helada. Mi amigo RON se había ido. Inmediatamente subí a su casa y cuando llegué ya estaba allí el personal de la funeraria y vi una imagen que nunca olvidaré: Ron dentro del ataúd con su camiseta del Manchester City puesta. RON era muy feliz en LÚJAR, hablaba (como podía) con los lugareños de fútbol (que era lo que más le gustaba). Quiso ser enterrado precisamente en el cementerio de LÚJAR, siendo el primer inglés en ser enterrado allí. Sin duda, NUNCA LO OLVIDARÉ.
RON fue la razón por la que llevé mi bufete de abogados en la dirección de clientes de habla inglesa, y le estaré agradecido toda mi vida. Gracias RON, dondequiera que estés.